miércoles, 24 de febrero de 2010

El sonido se apagó


Entregue todas las flores que me diste: amarillas, negras, púrpuras, violáceas, tísicas, frías y bien podridas de par en par. Devolví los gritos uno por uno, todos los que no escuchaste, los que me guarde y aquellos que salieron musicalizando  la ultima ventana del pasillo.
Tus ropas se las llevo la llovizna de la otra tarde, cayeron junto piel gastada, vestiduras de rostros tuyos. Acertijos en dos palabras hasta doblar la esquina, un sólo de tango y no escuche más tu andar – es más – juraría que en ese momento te desvaneciste, tres aves en círculos, luego diez, o quizá más, y un suspiro fueron lo último que sentí desde  lejos.


Anoche encontré lo último que tenía tuyo corriendo entre dos o tres canciones. No tuve más que salir a respirar y el sonido se apagó.

¿ Lo podés ver?


Es fácil deshacerme de vos, una esquina,  a i r e , y

  s a l i r    a f u e r a  a l  c  a n z a .