Caminando un paso y llorando tres, voy dejando mis huellas atrás, de a poco me veo ir, mis ropajes van cambiando, me vuelvo más endeble. Aprieto la voz con la agonía de todos los pechos en el único que tengo. Se hace difícil respirar así.
Me despido agitando el pañuelo, una vez más, es demasiado tarde para sortear otra vuelta y los payasos no acostumbran tener, ni dar felicidad. Enredo dos o tres palabras, cruzo la calle descalza, hago un nudo en mi pelo, otro en la garganta. Pienso. Otra bocanada de aire, y quizá, podré reaccionar, sigo caminando… ya no volteo, seco mi cara, dejo irme - Chau chau- a eso que fuí.
Sintiendo la furia de salvajes animales en mi panza, peleando por salir a matar, encerraditos todos en mi vientre, comiéndose mi carne. Detonando. Y yo sigo sin gritar.
Miro la gente pasar, sintiendo una parte mía que se va, nada quiero hacer para detenerla. Antes de irse da una cachetada que fueron más, luego pega un salto e invade mi cuerpo, zamarrea ese pedazo que siento que aún no se fue, infiltrándome. Voy siendo a cada paso más pequeña, yo también quiero dar batalla, ya no puedo verme, sumerjo más en mí, la lucha se hace extrema y estoy dispuesta a todo, soy una bestia más entre las bestias, muerdo en lo más profundo hasta sangrar, mi boca desmenuza violentamente mi ser con toda su escencia, finalmente todo lo que trae este cuerpo idiota, ya no estará más, ya no debe pertenecer.
Los animales no cesan de comerme toda, de a poquito, y velozmente, con tal de que quede nada, de acabar con este depósito tuyo de inexpresividad, de sutil indiferencia y exprimirlo hasta la última vena y mi último aliento. Sé que estoy frágil, pero me siento fuerte, mis pies no se levantan del suelo, cierro los puños, mantengo la mirada, ahora puedo deshacer la maqueta de mis carmas, puedo amarrarme a mis ideas y plantar bandera en ellas, puedo gritar mis derechos y hacerte tragar tierra, romper con violencia todo lo que quede de miseria, destrozar la garganta de todo aquel que humillarme quiera, refregar mi nombre sobre toda bestia que me quiera juzgar, y aumentar con fuego mi sed, finalmente, desaparecer los restos hostiles de ayer, es decir, todo lo que haya tuyo en mi, y todo lo que en mí se amoldaba a vos.
A los perros podré ofrecer el cuero que sobre de esta piel, morderán con fuerza la textura muerta, móvil, pero muerta. ¡Lo he perdido todo, lo estoy haciendo bien, sólo quedan bestias, animales en jaula, que pronto liberaré.
Y vos con tu estúpida creación absurda, feliz.
–¿Así realmente sos feliz?
–¿Y yo? ¿Dónde quedo en éste juego?
-¿Acaso puedo dar la vuelta al mundo una vez más?
- ¿Puedo estirar mis manos hasta llegar dónde encuentre una melodía de felicidad?
-¿Puedo gritar sin caer?
- ¿Puedo hablar sin romper?
-¿Puedo sentir sin perder?
-¿Pueden las palabras no doler?
-¿Se puede salir del gris tan sólo con querer? -
Yo no quiero ser objeto de nadie– Yo soy yo, tengo alma, nombre, deseos, fuerza, tengo sentimientos, hambre, tengo ganas, tengo menudas ganas de cambiarlo todo por un puñadito menos de fantasmas.... Tengo… qué se yo, tengo cansancio, y estoy llena de tristeza, pero no, ¡objeto no! Algo inexpresivo y seco, no –¡Eso es todo aquello que no deseo ser!– carne amorfa a disposición, carroña, restos, tierra, un rejunte de polvo olvidado en una marquesina.
No quiero ser tu deposito de miseria, no quiero preservar tu soledad, ni brindarme a tu egoísmo. No voy a matarme para caerte en gracia a vos, me rehúso, no voy a transformarme en algo que no siente para hacerte bien, ya no quiero ser ese anuncio en la calle que no ves. Hiciste de mi un amuleto gris de tantos golpes, de tantos días martillando mi calma, malgastando mis ganas, mi poesía, mis alas... no me diste más que una fortaleza hecha de barro, que en mi primer llanto se volvió descampado llenándose de grillos temerosos callados, y dio muerte a toda felicidad posible.
Era un objeto falto de risa –¡ Un objeto!, digo- mientras apuñalo esas palabras en mi sien, y no quiero ser un juguete que saques a pasear con su cara plástica siempre feliz, un deshecho carente de voz, de ánimo, falto de pretensiones, de búsqueda, de alma, de amor, falto de gracia, melancólico, vagabundo, ausente, totalmente triste, ya no.
critíquen, golpéenme, acúsenme o no digan nada. Yo también sé decir