lunes, 3 de septiembre de 2012

Prohibido suicidarse en Primavera - A. Casona.


Alicia:
Beethoven: un himno de gracias a la primavera. También él estaba solo y con fiebre cuando lo escribió. Pero él sabía que la primavera trae siempre una flor y una promesa para todos.
Juan:
¿Lo cree usted así?
Alicia:
El Doctor me lo dijo un día: "No pidas nunca nada a la vida. Y algún día la vida te dará una sorpresa maravillosa".
Juan:
¿Y espera usted?
Alicia:
Siempre... 

martes, 15 de febrero de 2011

Rodeo

Pisar apenas, danzar  donde no hay palabras que puedan hablar del asunto,  ir caminando alrededor de la cosa sin mirarla, sentir el aroma mientras tejes en el espacio algo paralelo, una manta, quizá, una esquina donde sentarte a llorar - algunas veces -.
Eso que de tan espeso no podes tomar, digerir. ¿Y estoy hablando de qué? Estoy hablando de todo lo que no sé decir.



Hablo, resucito palabras que  no están demás. Las  cruzo en soledad, las modifico en sombras, les miento a escondidas para que no me alcancen tanto,  convierto al silencio en una instancia de la que no sé escapar, por eso callo, y miro el atardecer,  miro mis pies esperando dar un paso más, o tan sólo un paso,   no me atrevo a ver qué hay en ese lugar de donde nadie vuelve.



Temo de mis actos, temo de lo que puedo pensar, y más temo de lo que no pienso, porque sé que si no lo pienso es por algo, y la razón es que no podré salir luego del pensar hasta cansarme, del pensamiento constante mientras camino junto al sonido de mis huesos. 

Cubrir los ríos de ácido que generan tanta palabra guardada, silenciada, con racimos de cosas dichas, guardar al cofre de mis labios y su cajita musical de ópera triste, cocer las grietas secas de mi voz y así  el poema oculto tras el péndulo,   no tendrá  nunca más que parar el reloj.

lunes, 31 de enero de 2011

Peligro, animales sueltos. (borrador)


Caminando un paso y llorando tres,  voy dejando mis huellas atrás, de a poco me veo ir, mis ropajes van cambiando, me vuelvo más endeble. Aprieto la voz con la agonía de todos los pechos en el único que tengo. Se hace difícil respirar así.
Me despido agitando el  pañuelo, una vez más, es  demasiado tarde para sortear otra vuelta y los payasos no acostumbran tener, ni  dar felicidad. Enredo dos o tres palabras, cruzo la calle descalza, hago un nudo en mi pelo,  otro en la garganta. Pienso. Otra bocanada de aire, y quizá, podré reaccionar, sigo caminando… ya no volteo, seco mi cara,   dejo irme - Chau chau- a eso que fuí.

Sintiendo la furia de salvajes animales en mi panza, peleando por salir a matar, encerraditos todos en mi vientre, comiéndose mi carne. Detonando. Y yo sigo sin gritar.

Miro  la gente pasar,  sintiendo una parte mía que se va, nada quiero hacer para detenerla.  Antes de irse da una cachetada que fueron más, luego  pega un salto e  invade  mi cuerpo, zamarrea ese pedazo que siento que aún no se fue,  infiltrándome. Voy siendo a cada paso más pequeña, yo también quiero dar batalla,   ya no puedo verme, sumerjo más en mí, la lucha se hace extrema y estoy dispuesta a todo,  soy una bestia más entre las bestias, muerdo en lo más profundo hasta sangrar, mi boca desmenuza violentamente mi ser con toda su escencia, finalmente todo lo que trae este cuerpo idiota, ya no estará más, ya no debe pertenecer.

Los animales no cesan de comerme toda, de a poquito, y velozmente, con tal de que quede nada, de acabar con este depósito tuyo de inexpresividad, de sutil indiferencia y exprimirlo hasta la última vena y mi último aliento. Sé que estoy frágil, pero me siento fuerte,  mis pies no se  levantan del suelo, cierro los puños,  mantengo la mirada,  ahora puedo deshacer la maqueta de mis carmas, puedo amarrarme a mis ideas y plantar bandera en ellas,  puedo gritar mis derechos y hacerte tragar tierra,  romper con violencia todo lo que quede de miseria, destrozar la garganta de todo aquel que humillarme quiera, refregar mi nombre sobre toda bestia  que me quiera juzgar, y aumentar con fuego mi sed, finalmente,  desaparecer los restos hostiles de ayer, es decir, todo lo que haya tuyo en mi, y todo lo que en mí se amoldaba a vos.  

A los perros podré ofrecer el cuero que sobre de esta piel,  morderán  con fuerza la  textura muerta, móvil, pero muerta. ¡Lo he perdido todo, lo estoy haciendo bien, sólo quedan bestias, animales en jaula, que pronto liberaré.

Y vos con tu estúpida creación absurda, feliz.

–¿Así realmente sos feliz?
–¿Y yo? ¿Dónde quedo en éste juego?
-¿Acaso puedo dar la vuelta al mundo una vez más?
- ¿Puedo estirar mis manos hasta llegar dónde encuentre una melodía de felicidad?
-¿Puedo gritar sin caer?
- ¿Puedo hablar sin romper?
-¿Puedo sentir sin perder?
-¿Pueden las palabras no doler? 

-¿Se puede salir del gris tan sólo con querer? -

Yo no quiero ser objeto de nadie– Yo soy yo, tengo alma, nombre,  deseos,  fuerza, tengo sentimientos, hambre, tengo ganas, tengo menudas ganas de cambiarlo todo por un puñadito menos de fantasmas.... Tengo… qué se yo, tengo cansancio, y estoy llena de tristeza, pero no, ¡objeto no! Algo inexpresivo y seco, no –¡Eso es todo aquello que no deseo ser!–  carne amorfa a disposición, carroña, restos,  tierra, un rejunte de polvo olvidado en una marquesina. 

No quiero ser tu deposito de miseria, no quiero preservar tu soledad, ni brindarme a tu egoísmo. No voy a matarme para caerte en gracia a vos, me rehúso, no voy a transformarme en algo que no siente para hacerte  bien, ya no quiero ser  ese  anuncio en la calle que no ves.  Hiciste de mi un amuleto gris de tantos golpes,  de tantos días martillando mi calma, malgastando  mis ganas, mi poesía, mis alas...  no me diste más que una fortaleza hecha de barro, que en mi primer llanto se volvió  descampado llenándose de grillos temerosos callados,  y dio   muerte a toda felicidad posible.


 Era  un objeto falto de risa –¡ Un objeto!, digo-  mientras  apuñalo esas palabras en mi sien, y no quiero ser un juguete que saques a pasear con su cara plástica siempre  feliz,  un deshecho carente de voz, de ánimo, falto de pretensiones, de búsqueda, de alma, de amor, falto de gracia, melancólico, vagabundo, ausente,  totalmente triste,  ya no.

critíquen, golpéenme, acúsenme o no digan nada. Yo también sé decir

miércoles, 12 de enero de 2011

Esto



Es flamear tristeza,
hacer bandera del otoño
habiéndome creído un retazo de sol
de un flamante sol
que nos hacia amanecer en paz

Tarea para el hogar:

Gritá todo lo que tengas que gritar.  Zamarrea la casa. Prende fuego la mesa que alguna vez hizo de cama, reite de volcar tu histeria en una caja.  Rompe la cubierta que mece e inventa los sueños de quien en los sueños no creen nada. Morite tres veces antes de cortarte esas manos.  Patea la pelota hacia otro lado, llora por lo que existe, y lo que no, ignoralo. Fingite sonámbulo. Mirate triste en el espejo. Grita que nadie entiende, que te partan rayos, que no sos un viejo. Arrancate el pelo. Lastimate fuerte. Mandá tu vida al carajo. Llora, herí con ganas, dormí en la calle bajo una frazada, vomita las novelas y los cuentos de hadas, acordate de las veces que repetiste las mismas palabras  "Alejate de la gente que no vale nada",  camina hasta tropezarte, no te levantes, llora un poco más, recostate, y si te queda voz...  jura pensar sobre todo eso mañana.


And isn't it ironic... don't you think ?